domingo, 13 de mayo de 2018

Cómo medir bien la vulnerabilidad ante el cambio climático



Medir la fragilidad y la capacidad para sobreponerse a sequías o tormentas es básico para determinar la efectividad de los programas de adaptación y las ayudas al desarrollo rural.

"Se crea un círculo vicioso: quienes más sufren la desigualdad encajan peor los eventos climáticos extremos. Y esos golpes les debilitan aún más para afrontar el siguiente". Diana Alarcón, de la universidad mexicana El Colegio De La Frontera Norte, señala el ciclo perverso y califica de "obviedad" señalar que los más vulnerables son quienes viven en zonas rurales y remotas, quienes se dedican a la agricultura, los indígenas o las comunidades con muchos ancianos o jóvenes...
El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), es un organismo de Naciones Unidas dedicado a fomentar el desarrollo rural.Y su Oficina de Evaluación tiene la misión de controlar la efectividad de sus proyectos. Quizá por eso, en la conferencia sobre desigualdad que la Oficina celebra estos días en Roma (Italia), hoy se hablaba mucho de índices y mediciones.

José Pineda, catedrático de la Universidad de la Columbia, recordaba que los lugares donde más han variado los atrones de lluvia en los últimos años son en zonas de desarrollo humano muy bajo. Y estas son, a su vez, las más dependientes de la agricultura y las menos preparadas para superar situaciones como una sequía que acabe con la cosecha o con los animales.
Pablo Arnal, del Programa Mundial de Alimentos (PMA), ha explicado que un método es poner una nota a los hogares, utilizando variables como los activos que tenga cada uno (animales, tierras, herramientas), el acceso a servicios como agua o electricidad, la capacidad de adaptación (educación, fuentes de ingresos, posibilidades de ahorrar...), o las redes de protección (apoyo comunitario o asistencia alimentaria o agrícola). Eso da una idea de lo resilente que es una familia y el método permite ver si las actuaciones de agencias como estas son efectivas. "En una prueba que hicimos en Malawi observamos un aumento de 8,5 puntos en el índice de resilencia en dos años",explicó Cabral.
Pero no siempre es tan fácil hacer estos análisis. También es importante encontrar una forma de definir quién necesita más ayuda del FIDA. A la hora de destinar fondos a los lugares en los que trabaja, el Fondo tiene en cuenta dos parámetros: la necesidad y la efectividad que el país ha demostrado en el uso de esa financiación. "Pero obviamente, cuando hay una gran necesidad la efectividad pasa a un segundo plano, porque muchas veces la vulnerabilidad afecta a la capacidad de las instituciones, lo que da lugar a resultados pobres", añadía Martín.
En cualquier caso, en un momento en el que el cambio climático recibe más atención y dinero, la vulnerabilidad alimentaria ante sus consecuencias debe ser tenida en cuenta. "En el FIDA, ese índice tiene mucho peso a la hora de destinar recursos", explicaba Martín. Se valora la exposición (producción de alimentos local o disponibilidad de agua), la sensibilidad (volatilidad de los precios de la comida o tasa de desnutrición o la falta de capacidad para adaptarse).

OPINIÓN PERSONAL: Nos parece muy bien que consideren básico algo como medir la vulnerabilidad que existe con respecto al cambio climático,para anteponerse a las sequías que siguen habiendo actualmente. Medir como varía o cambia el cambio climático, nos parece algo muy importante y fundamental para nuestro día a día en el medio ambiente.

Trabajo realizado por María Isabel Jiménez y Juanjo José Mármol.

martes, 1 de mayo de 2018

Ciudades sin tabaco


¿Por qué tenemos que seguir respirando el humo de las personas fumadoras en la calle?



El tabaquismo es uno de los principales problemas de salud pública que vive nuestra sociedad, y la primera causa prevenible de muerte en el mundo. Según la Organización mundial de la Salud , el tabaco mata cada año a más de 7 millones de personas. De éstas, más de 6 millones son consumidores del producto y alrededor de 890.000 son no fumadores expuestos al humo de tabaco ajeno. En pleno siglo XXI, los fumadores pasivos–incluidos niños, embarazadas o ancianos–, tenemos que resignarnos a tragar el humo de los pitillos de los fumadores en la entrada de oficinas, bares, teatros o escuelas. Aunque hay Estados y gobiernos municipales que legislan para que los espacios públicos y privados estén libres del humo del tabaco, esta parece aún una batalla difícil de ganar sin la voluntad política necesaria.

A pesar de que desde 2006 España prohibiera fumar dentro de hospitales o centros educativos, y en 2010, por presiones de la Comisión Europea, legislara definitivamente contra fumar en lugares públicos cerrados como bares o restaurantes, el 28% de los españoles –dos puntos porcentuales por encima de la media europea– sigue fumando. Y lo hace tanto en sus casas, sus automóviles como en las calles, las plazas y los parques.

Opinión personal
Actualmente el tabaquismo es un gran problema ya que causa 7 millones de muertes, los mas impactante es que casi un millón son “fumadores pasivos” que no consumen el producto. ¿ Por qué debe suceder esto ? La única solución es prohibir el tabaco en todos los lugares públicos: calles, plazas y parques, ya que una persona que no es fumadora no tendría porque aguantar el humo. Así se reducirían los lugares donde se puede fumar. Otra medida sería subir el coste de los precios, esto daría como resultado una disminución del consumo pero como al gobierno el consumo de tabaco le interesa porque los impuestos de los entancos y empresas contribuyen a la economía. En resumen: haz lo que quieras con tus pulmones y tu salud pero no intentes matar a los demás.





Fuente: Periódico ABC.

Noticia de: David Lucas Jiménez y Alejandro Guirao Puche.